Muchas mujeres no se sienten capaces de hablar abiertamente de la interrupción del embarazo por miedo a ser juzgadas y criticadas. Por este motivo se encuentran en una situación mayor de aislamiento social. Al Grupo de Apoyo a Familias en Proceso de Duelo Gestacional y Neonatal empezaron a llegar mujeres que hablaban abiertamente de su traumática experiencia desde el momento del diagnóstico y la larga espera hasta el día de la interrupción. Otras, sin embargo, no deseaban explicar todas las circunstancias del fallecimiento de su bebé, se sienten más cómodas participando únicamente en el Grupo de Apoyo a Familias en Proceso de Duelo Gestacional y Neonatal. Por supuesto esta es una decisión personal que cada mujer debe valorar.

Las mujeres y las familias que deben decidir si interrumpen o no su embarazo se encuentran en una encrucijada emocional en la que ninguna opción es buena. Deben decidir y deciden desde el corazón, pensando en la calidad de vida de este bebé y de sus familiares. Es una decisión muy dura, para la que no sirven reglas generales porque cada caso concreto es tan único que incluso los especialistas sanitarios, en algunos casos, no son capaces de explicar con total seguridad cómo evolucionaría ese bebé dentro y fuera del vientre materno.